Hace ya tiempo que tenía pendiente publicar la crítica de este libro, al igual que muchos otros que se me van quedando en el tintero (falta de tiempo, de disciplina o que prefiero leer antes que escribir...)
Este título ha estado rodeado de polémica desde su primera publicación, hace ya diez años, aunque sólo recientemente haya llegado a España. Después de ser rechazado por múltiples editoriales, tras la edición ha tenido fervorosos seguidores que han comparado la obra con El señor de las moscas o El guardián entre el centeno. Pero también han surgido voces detractoras que acusan al libro de violento y manifiestan el riesgo de instar al suicidio a los adolescentes. En mi opinión, el adolescente que accede y comprende esta lectura tiene capacidad suficiente para sacar conclusiones positivas de la misma.
La historia en sí es bien sencila. El joven PIerre Anthon se percata un día de que nada importa, decide subirse a un ciruelo y desde allí lanza sus desmoralizadoras ideas, junto con alguna que otra ciruela, a sus antiguos compañeros de clase. Estos no pueden permitir esta actitud desafiante ante los principios vitales que ellos consideran innegables, y deciden mostrar al descarriado Anthon que en la vida sí que hay cosas que merecen la pena. Para ello determinan reunir todo aquello que a cada uno importa más. Por turnos, van decidiendo lo que el resto debe sacrificar para convencer a su antiguo compañero. El problema es que lo que empiezan siendo unos tributos inocentes, (unas sandalias, una bicicleta...) pronto se convierten en una muestra de crueldad infantil a la que el lector asiste estupefacto: el ataúd de un hermano muerto (lleno), la inocencia de una niña, el dedo de uno de ellos...
Janne Teller calificó Nada como un "cuento de hadas moderno". personalmente no creo que sea la definición más acertada pues no veo ni el cuento, ni las hadas. De lo que no cabe duda es de que el libro puede ser tachado de muchas cosas, violento, provocador, absurdo e incluso inverosímil -diálogos muy poco creíbles en unos preadolescentes- pero, y no es una frase hecha, no dejará a nadie indiferente.
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