Si hay un género novelístico que me gusta es el crossover. Y sí, ya sé que no es un género propiamente dicho, de hecho es un elemento totalmente ajeno al libro, más relacionado con la difusión y recepción del mismo que con su tema o forma. Sin embargo, debido tanto al auge de la novela juvenil de la última década como al interés de las propias editoriales, asistimos a un momento de esplendor de este tipo de formatos para todos los públicos.
Aparte de la recomendación de un compañero poco sabía de este título antes de comenzarlo: la contraportada se deshace en adjetivos por parte de la crítica (excepcional, hermosa, lírica, trascendente...) y las solapas apenas dan información sobre el argumento. Con esta escasez de información pero tan altas expectativas tengo que confesar que temía que el libro me defraudase. No ha sido así, sin duda se ha convertido en una de las lecturas más deliciosas de los últimos tiempos.
El protagonista, Conor, es un niño cuya madre tiene cáncer y a quien por las noches visita un monstruo. Pero Conor no tiene miedo del monstruo, al fin y al cabo, cuando él está no tiene que enfrentarse a la horrible pesadilla que se repite desde que su madre enfermó.
Con un argumento sencillo los autores han construido una historia conmovedora. El lector se siente atrapado desde las primeras páginas tratando de desentrañar el misterio de esa horrible pesadilla, de esa verdad inconfesable de Conor.
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