Aunque la portada del libro recuerda mucho a las de Federico Moccia (de la misma editorial) la historia de esta novela se parece en poco a las aventuras italianas del autor. En este caso el escenario escogido son las calles de París, un París luminoso y cosmopolita. Pero no es la ciudad la protagonista de la historia, se trata de París como podría ser cualquier otra ciudad salvo porque es desde la torre Eiffel desde donde nuestro protagonista pretende acabar con sus días.
En algunas webs he visto que se refieren a esta novela como un libro de autoyuda. Si bien es cierto que en algunos momentos la historia se diluye en una especie de tratado práctico del tipo "cómo superarte en la vida", encuadrarla dentro de ese género me parece exagerado, por mucha psicología y experiencia en desarrollo personal que se gaste el autor.
Alan es el protagonista de la historia y cuando está a punto de suicidarse un extraño personaje le convence para que desista de su empeño y siga todos sus consejos e instrucciones prometiéndole la felicidad. Esta aparente acción altruista ya parece poco probable, pero menos verosímil se va haciendo la historia cuando el protagonista cede a todo tipo de peticiones extravagantes, inusuales y ridículas por parte de su "mentor". Más aún cuando la razón por la que accede a estas "pruebas" es porque ha dado su palabra bajo juramento sobre su vida... algo contradictorio con su primera intención suicida.
A pesar de todo la novela acaba enganchándonos un poco, algunas partes son graciosas, otras interesantes... nada como para tirar cohetes, un final inesperado pero demasiado "y vivieron felices y comieron perdices". Pero claro, un libro de "autoayuda" no puede acabar mal... ¿o sí?
aquí os dejo un enlace a la entrevista que concedió el autor a ABC.
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